Netanyahu cree que intercambiando rehenes hará caer al gobierno, y está listo para ello
Opinión de Nadav Eyal
Los Juegos Olímpicos terminarán el domingo, y con ellos las peticiones secretas de Francia a Irán de que se contengan se desvanecerán, por el momento. Israel está sometido a una intensa ofensiva de guerra psicológica, combinada con fragmentos de datos reales, sobre las reacciones de Nasrallah y de Teherán. Hay una sensación de dilución, de disipación de la reacción. La dilución se deriva de las declaraciones de Irán y Hezbolá de que no frustrarán un alto el fuego. Desde la cantidad de tiempo y el período de espera.
Sí, los iraníes y Hezbolá no quieren una guerra regional. La respuesta de Teherán no será necesariamente como la anterior, con el uso de drones y misiles. Las opciones que allí se barajan son diferentes y variadas. Hezbolá no quiere una guerra total en el Líbano, y el mensaje israelí publicado en estas páginas hace una semana –no dañar a los civiles, ni arriesgarse a una guerra a gran escala– se transmitió con el objetivo de llegar a Nasrallah. Pero las FDI y el establishment de defensa no creen que todo esto haya quedado atrás. Absolutamente no. Están convencidos de que Hezbolá no sólo quiere una respuesta en aras de la represalia, sino también de matar. Israel dice: no temeremos un ataque preventivo.
Sinwar en los túneles y Benjamín Netanyahu.© Yonatan Zindel, FDI
Propuesta final
Estamos en una encrucijada. Un pequeño accidente en el parachoques de un semáforo será suficiente, y el deterioro hasta convertirse en una guerra regional será rápido. Esta es precisamente la razón por la que Estados Unidos y los mediadores están tratando vigorosamente de inclinar la agenda. Cambiar los semáforos en la intersección.
La cumbre de los rehenes dentro de cuatro días se considera una última oportunidad para alcanzar un alto el fuego, no sólo en Gaza sino también a nivel regional. La región se verá inundada la próxima semana con funcionarios estadounidenses, que están tratando de afinar cada detalle antes de la reunión. Cualquier brecha que las partes no cierren antes del jueves será cerrada por una propuesta conjunta de los mediadores y Estados Unidos, es decir, la Casa Blanca pondrá sobre la mesa una propuesta final de mediación. Este es en realidad el discurso 2 de Biden: un intento de vincular a las partes al esquema.
Hay tres jugadores en el campo aquí. Los intermediarios, en general, están hartos, especialmente de Netanyahu. Comprendieron bien sus limitaciones políticas hasta el final del receso de la Knesset. Pero su sensación, desde Catar hasta Egipto y Estados Unidos, es que el primer ministro está jugando con ellos. Que no habla en serio y que no quiere un acuerdo. que retrasa deliberadamente las respuestas y socava el progreso en las áreas críticas que están en juego, desde Filadelfia hasta el cruce de Rafah. Ven las decisiones sobre los asesinatos como más aperturas para el deterioro regional. Los mediadores estaban tan desesperados que la respuesta israelí trajo consigo en manos del jefe del Mossad, Dadi Barnea –hace más de diez días– Hamas ni siquiera era tomado en serio.
Los mediadores están hartos, especialmente con Netanyahu. AFP / EPA
Los mediadores también están hartos de Sinwar. Desde el camino que espera sin cesar hasta la última guerra de la jihad. Sin embargo, creen que ahora realmente quiere un trato. Hamás, a pesar de toda su jactancia, transmite señales de socorro desde el interior de la Franja de Gaza. Está conmocionado, según la información recibida en Israel, por la creciente indiferencia del mundo hacia su situación. Atrás quedaron los días en que el conflicto en Gaza parecía enloquecer a Occidente.
egún el establishment de defensa, el bombardeo de las FDI contra una escuela en Gaza, ayer, causó decenas de víctimas en el cuartel general de Hamas allí. Según los palestinos, decenas de civiles murieron. Las condenas del mundo han llegado, las imágenes duras se transmiten constantemente, pero ya no son las energías de febrero o incluso de mayo. Para Netanyahu, éstos son los días decisivos. Si no actúa ahora, pondrá en peligro la próxima sesión. La mayor parte del establishment de defensa está convencido de que decidió no llegar a un acuerdo. Que entorpece y frustra. Que se entrega a la idea de que la guerra no puede terminar, O incluso ser arrestado, antes de que Sinwar muera. Hasta entonces, y aun a costa de la vida de los secuestrados, no se detiene. Netanyahu –apuestan la mayoría de los jefes del establishment de defensa– puede encontrar en cualquier momento alguna válvula, una condición, un principio que ha sido violado, que es la base de nuestra existencia en materia de seguridad. Y explotar.
Manifestación en Tel Aviv, anoche, a favor de un acuerdo de rehenes.© Paulina Patimer
Esa no es su intención, responde su pueblo. Dos altos funcionarios de la coalición cercanos al primer ministro han dicho cosas fundamentalmente diferentes en las últimas dos semanas. Informaron a sus interlocutores de la siguiente manera: Netanyahu entiende que el gobierno caerá en el acuerdo, y ha decidido que está listo para hacerlo. También sería rentable desde el punto de vista político: el acuerdo traería de vuelta a algunos de los rehenes, pero dejaría abierta la posibilidad de reanudar la guerra. Cabe señalar que en Israel hay cierta flexibilidad, especialmente en el ámbito de la vigilancia de la inmigración de militantes al norte de la Franja de Gaza. Netanyahu ha puesto esto como condición, pero la redacción propuesta actualmente es vaga sobre un mecanismo que se determinará más adelante.
Tiempo de respuesta
Si hay un acuerdo, Ben-Gvir y Smotrich –que recibieron una condena inusual y directa durante el fin de semana por parte de la Casa Blanca, tal vez en preparación para las sanciones en su contra– no necesariamente renunciarán. En cualquier caso, el gobierno será insolvente. Luego, después del receso, después del trato, Dios es grande. En cualquier caso, Netanyahu ya no tendrá medio para decir: estamos esperando un acuerdo, tratando de conseguir un trato. Esta semana habrá algún tipo de acuerdo sobre la mesa, y ambas partes tendrán que decir que sí o no. Hace unas líneas escribí que éste es el momento de la verdad de Netanyahu, pero la verdad es que es el momento de la verdad para los secuestrados que actualmente están siendo torturados en los sótanos de Hamás en la Franja de Gaza.