La tragedia del Jet Set nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la responsabilidad compartida

La seguridad debe ser una prioridad nacional hacia un futuro más seguro y resiliente para todos
Por Alan Vargas, alanvargas01@gmail.com
La tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, ubicada en Santo Domingo, República Dominicana, ha dejado una profunda marca en la memoria colectiva del país. El colapso del techo del emblemático centro nocturno, durante una presentación del reconocido merenguero Rubby Pérez, resultó en la pérdida de al menos 218 vidas y más de 260 heridos. Este evento, considerado una de las peores tragedias en la historia reciente del país, ha generado un llamado urgente a la reflexión sobre la seguridad en espacios públicos y la responsabilidad de las autoridades.
El incidente ocurrió en la madrugada del 8 de abril de 2025, cuando el techo de la discoteca cedió inesperadamente, atrapando a cientos de personas bajo los escombros. Según testigos, el lugar estaba a máxima capacidad, lo que agravó las consecuencias del colapso. Las labores de rescate, lideradas por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), se extendieron durante días, mientras familiares y amigos esperaban noticias de sus seres queridos.
Las autoridades dominicanas, incluyendo al presidente Luis Abinader, expresaron su pesar por la tragedia y destacaron la importancia de investigar las causas del colapso. El mandatario calificó el evento como una «emergencia nacional» y aseguró que se tomarán medidas para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. Por su parte, el director del COE, Juan Manuel Méndez, informó que las labores de rescate se llevaron a cabo siguiendo protocolos internacionales, aunque reconoció las limitaciones en la infraestructura de respuesta.
Entre las víctimas se encontraban figuras destacadas del ámbito artístico, deportivo y político, lo que amplificó el impacto emocional del evento. La pérdida de Rubby Pérez, un ícono del merengue, y de otros personajes influyentes, como la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz, ha dejado un vacío en la sociedad dominicana.
Esta tragedia ha llevado a recordar otros eventos similares en las últimas décadas. En 2005, el incendio en la cárcel pública de Higüey dejó 137 muertos, siendo hasta ahora el evento más mortífero en la historia reciente del país. Más recientemente, en 2023, una explosión en San Cristóbal cobró la vida de 38 personas, mientras que el colapso de un paso a desnivel en Santo Domingo resultó en nueve fallecidos. Estos eventos subrayan la necesidad de mejorar las normativas de seguridad y la supervisión en infraestructuras públicas y privadas.
La explosión en la fábrica de plásticos Polyplas en 2018, que dejó ocho muertos, y el accidente en el carnaval de Salcedo en 2024, donde fallecieron siete niños, son otros ejemplos de tragedias que pudieron haberse evitado con medidas preventivas adecuadas. Estas situaciones reflejan patrones de negligencia y falta de cumplimiento de normativas que deben ser abordados con urgencia.
En el caso del Jet Set, las investigaciones preliminares apuntan a una posible falla estructural como causa del colapso. Sin embargo, también se ha señalado la falta de mantenimiento adecuado y la sobreocupación del lugar como factores contribuyentes. Estas deficiencias ponen en evidencia la necesidad de una regulación más estricta y de inspecciones regulares en establecimientos de alta concurrencia.
Las autoridades han prometido implementar reformas para garantizar la seguridad en espacios públicos. Entre las medidas propuestas se incluyen la revisión de las normativas de construcción, la obligatoriedad de simulacros de emergencia y la creación de un sistema de certificación para locales de entretenimiento. Además, se ha planteado la necesidad de fortalecer la capacidad de respuesta de los organismos de emergencia, dotándolos de recursos y formación adecuados.
La comunidad internacional también ha mostrado su solidaridad con las víctimas y ha instado al gobierno dominicano a priorizar la seguridad ciudadana. Este apoyo refuerza la importancia de un enfoque colaborativo para abordar los desafíos estructurales y sociales que enfrenta el país.
En conclusión, la tragedia del Jet Set es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la negligencia y la falta de previsión. Aunque las pérdidas son irreparables, este evento debe servir como catalizador para un cambio significativo en las políticas de seguridad y en la cultura de prevención en República Dominicana.
La tragedia del Jet Set nos invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la responsabilidad compartida. Las autoridades, los propietarios de establecimientos y la ciudadanía tienen un papel crucial en garantizar la seguridad en espacios públicos. Es fundamental que se implementen normativas estrictas y que se fomente una cultura de cumplimiento y supervisión.
Además, es necesario invertir en la formación y equipamiento de los organismos de emergencia para que puedan responder de manera efectiva ante situaciones críticas. La colaboración entre el sector público y privado también es esencial para identificar y mitigar riesgos potenciales.
Solo a través de un compromiso colectivo será posible evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir. La seguridad debe ser una prioridad nacional, y cada acción preventiva es un paso hacia un futuro más seguro y resiliente para todos.