La DIGESETT y la estratósfera

SIN PAÑOS TIBIOS
Federico A. Jovine Rijo
La verdad se basta a sí misma y los hechos se imponen a las palabras. En sus inicios, los estrategas de comunicación de Palacio decidieron que, tan importante como la ejecución de una obra o acción, lo era el anuncio de su inicio.
Lejos de encuadrar las ejecuciones del primer bienio en un contexto pandémico que ralentizaba todo, apostaron al anuncio del anuncio, de tal suerte que, en esa lógica, un único potencial hecho concreto permitía generar varios hitos informativos (primer picazo, primera etapa, primer tramo, etc.). Finalmente, la razón se impuso –y que bueno- y el gobierno entendió que la gente aspira y valora obras concretas –terminadas y entregadas–, no discursos, tendencias en Twitter o fotos de influencers.
Aun así, algunas instituciones siguen a la zaga de un comportamiento aparentemente ya superado por insuficiente, y se deleitan en anunciar que van a hacer lo que su objeto social y marco jurídico les ordena.
Pocas cosas afectan de manera tan diaria y transversal a los dominicanos como el problema del tránsito. Desde su impacto económico en la composición del precio de bienes y servicios, hasta su efecto distorsionante en la seguridad ciudadana, a todos nos afecta por igual; aunque el abordaje que las autoridades responsables hacen del mismo es coyuntural, parcial y sesgado, pues el Estado, lejos de aplicar la ley 63-17 de manera general y sistemática, ha decidido particularizar su ejecución.
De ahí que dos medidas importantes anunciadas por la DIGESETT recientemente (las pruebas de alcoholímetros en las vías principales o el inicio del piloto de “un nuevo sistema de radares digitales para medir la velocidad de vehículos en movimiento con el objetivo de reforzar el control y la seguridad”) son acciones necesarias que, sin embargo, no concitan el apoyo ciudadano y más bien generan rechazo o burla.
Al fin de cuentas, al margen de que la institución trabaja precariamente con recursos humanos insuficientes, bajo presión constante y mal pagados, es una obviedad que los agentes –por las razones que sea– se muestran indiferentes antes las decenas de miles (¿?) de infracciones que diariamente cometen vehículos de toda índole; siendo el caso de los motores el más paradigmático, toda vez que delante de las narices de los DIGESETT violan la ley de tránsito impunemente… algunos con el logo visible de la empresa de delivery para la cual trabajan.
En el orden de prelación al momento de organizar la casa, ¿cuándo habrá multa para ellos?, ¿será necesario digitalizar, hacer un proyecto piloto o firmar algún pacto o acuerdo para cumplir lo que dice la ley?
Como los alcoholímetros, lo de los radares será otro anuncio más. Otra nota de prensa que circula para proyectar modernidad y orden en una jungla transitada por bestias, en donde el domador del circo, lejos de asumir su papel con firmeza, se deleita en anuncios chulámbricos que en nada resuelven el verdadero problema: la falta de autoridad.