La regla de oro de la sexualidad
se recomienda vivir la relación desde el “egoísmo sexual positivo”
Agencia EFE
En el libro ‘100 preguntas sobre sexo’ (Lectio Ediciones) se responde de forma clara y concisa a posibles dudas sexuales basándose en las conclusiones de las investigaciones más importantes en sexualidad y en la experiencia de años de práctica clínica de sus autores, dos sexólogos clínicos: la doctora Berta Fornés y el psicólogo Manuel Fernández.
Para tener una vida sexual plena, Fornés recomienda guiarse por ‘la regla de oro’ del sexólogo Antoni Bolinches, cuya máxima es “hacer todo lo que quieras, nada que no quieras, desde el deseo previo y según tu escala de valores”. Asismismo, la sexóloga subraya la importancia de cumplir la regla de oro de la otra persona, “haces todo lo que quieres y no haces hacer nada que no quiera tu pareja” y al revés, intentando que sea desde el deseo previo”.
Fernández explica que todas las preguntas a las que se da respuesta “nacen de demandas y necesidades que detectamos en los pacientes”, porque cuando se trata de sexualidad “a veces es como si fuésemos con una venda en los ojos”.
Dudas más frecuentes
Los principales motivos de consulta son “toda una serie de dudas sobre el funcionamiento sexual pero también acerca de la parte emocional de la sexualidad”, reconoce el sexólogo.
¿Es normal lo que me gusta? Al explorar nuestra sexualidad es común descubrir que todos tenemos particularidades. “Lo que es normal es un término establecido a partir de la sociedad y la gente intenta actuar de forma parecida a los referentes que existen, pero a veces el concepto de normalidad no está tan cerca de la realidad como parece”, sostiene la sexóloga.
¿Se puede ser adicto al sexo? En el libro se explica que la adicción al sexo es una realidad y se da “cuando una persona necesita y practica el sexo de forma compulsiva para calmar un malestar.”
¿Cuánto nos influyen las disfunciones sexuales? Más comunes de lo que parecen, entre un 50% y un 70% de los individuos padecerán alguna disfunción durante su vida, según se indica en el libro. Por ello, estos sexólogos hacen hincapié en su normalización y en la existencia de especialistas y métodos disponibles para ayudar a solucionarlas.
La disminución del deseo sexual es un motivo de consulta habitual tanto en hombres como en mujeres. Fornés señala que hay que cultivar el deseo y hacer cosas para favorecerlo; “es importante introducir elementos en tu relación para que deje de ser monótona”; juguetes, libros, lectura erótica o fantasías pueden ser un buen afrodisíaco.
La experta señala que aunque siempre hay excepciones, el comportamiento sexual masculino hace que “el hombre se active con más facilidad”. Sin embargo, en la mujer a veces cuesta más despertar el deseo; por este motivo, Fornés aconseja que “no se espere a tener mucho deseo, que si se está a gusto con la pareja, se empiece y se espere a ver si el deseo va despertando”.
Sobre todo no hay que obsesionarse, “si pasa perfecto y si no, lo hablas con tu pareja y le dices que no es el mejor momento”.
Errores habituales
Detrás de los principales motivos de consulta, hay ciertos errores que se suelen cometer; en el libro se recogen algunos de los más comunes:
Compararse. Las comparaciones siempre fueron odiosas y en el terreno sexual pueden jugar una mala pasada. Fornés asevera que cuando nos fijamos en otro o en los ex de nuestra pareja, se presta más atención a otras cosas que a ese momento concreto y “esto puede hacer que no se perciban cosas como las sensaciones propias de la excitación”, advierte .
Fingir. La sexóloga indica que la falta de excitación puede llevar a que se finja para que parezca que se alcanza el orgasmo y que esto se convierta en una rutina, ya que si un día no se finge y no se alcanza el orgasmo, puede parecer que hay algún problema. Y añade: “La otra persona puede pensar que te está estimulando correctamente cuando tú necesitas otras cosas y por miedo no se dicen y se va haciendo un círculo vicioso”.
Mantener relaciones porque toca. Debido a la falta de sincronía en el deseo, puede suceder que en un momento determinado uno quiera sexo y otro no. Hacer el amor de forma constante sin deseo puede desencadenar problemas como el rechazo al contacto sexual ya que se vincula al sexo con una tarea.
Ignorar los problemas. Pensar que los problemas sexuales se solventarán por arte de magia es un error que puede acarrear problemas más graves. Tener una buena vida afectivosexual es importante para la relación y su deterioro puede perjudicar la estabilidad de la pareja.
Dar más importancia al placer del otro. La necesidad de aprobación del otro, la disparidad de experiencia o la importancia que se otorga a la pareja pueden llevar a la persona a querer satisfacer a su compañero hasta tal punto que deje de lado su propio placer. Por ello, en el libro se recomienda vivir la relación desde el “egoísmo sexual positivo”: la habilidad de conciliar “la satisfacción personal de los instintos sexuales con la relación de pareja”.
Educación para vivir la sexualidad
“En la consulta, en el día a día, uno se piensa que la gente tiene que saber mucho pero a veces nos encontramos con dudas muy básicas”, explica Fornés. Ambos expertos coinciden en que tener buena información sobre la sexualidad es fundamental para poder disfrutar de ella.
El psicólogo señala que ha habido un gran avance en lo que se refiere a formar a la población en prevenir enfermedades de transmisión sexual y evitar embarazos no deseados; “la salud sexual es buena pero fallamos en lo que tiene que ver con la parte psicológica de la sexualidad”, apunta el especialista.
El sexólogo afirma que hay una carencia de educación mínima sobre cómo vivir la propia sexualidad ; Saber cómo manejar las emociones y los afectos que se experimentan, “ya que el sexo es instinto y emoción al mismo tiempo”.
Asimismo, Fernández advierte que existe una laguna importante en la sociedad con respecto a la educación sexual de los hijos. Los dos expertos indican que a pesar de que en la sociedad hay una imagen de los adolescentes muy atrevida, en realidad suelen presentar una falta de conocimientos sobre la vivencia de la sexualidad.