“Ningún Gobierno entiende realmente el gran papel que puede hacer el Incort”.
El director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort) considera que ha llegado el momento de retirarse y que otros profesionales continúen la labor pionera que inició en esta institución hace 23 años
YANIRIS LÓPEZ
yaniris.lopez@listindiario,com
Santo Domingo
El director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), Fernando Morales Billini, considera que a nivel político ningún Gobierno ha entendido todavía el gran papel que puede jugar esta institución en la sociedad.
De acuerdo con el cirujano general, pionero en la promoción de la cultura de donación de órganos en República Dominicana, el trasplante es mucho menos costoso que los tratamientos sustitutivos o el mantenimiento de un paciente enfermo hasta que muere.
“Entiendo que el Incort es una institución que se debe a todo el país y a todos los dominicanos, y somos conscientes de que la división de clases en nuestro país es muy fuerte, que hay abismos entre los muy ricos y los muy pobres. Nuestra institución, como nuestros servicios de salud, deberían garantizar que los pobres de nuestro país tengan las mismas posibilidades de ser trasplantados; garantizar que los más vulnerables puedan tener acceso a su tratamiento es el norte fijo nuestro”.
Hay avances y buenas noticias. Y otras no tan buenas.
SE RETIRA
Tras casi 50 años de carrera y 23 años al frente del Incort, Morales Billini considera que es tiempo de retirarse.
Si lo dejan, se retira como la figura que más ha contribuido a la cultura de la donación y trasplante de órganos en República Dominicana, un legado que mira de soslayo porque asegura le toca a otros reconocerlo y no está seguro “si lo que han hecho va a trascender en el tiempo”.
Dice que cumplió 72 años hace unos días, que tiene nietos y necesita algo de tiempo, de libertad…
“Toca el momento de retirarme. No quiere decir que no voy a seguir trabajando en donación y trasplante, pero evidentemente creo que la continuidad deben darla nuevos profesionales que se han formado en ella”.
Morales Billini abandonó hace cinco años la medicina privada “porque el Incort demandaba mucho trabajo”. La privada “me dejaba más facilidades económicas que las que tengo en este momento, pero por supuesto, hay una satisfacción personal en algunas cosas que tienen más peso”.
UN TRABAJO POR LA VIDA
A lo largo de su carrera como cirujano, Morales Billini ha intervenido en unos 250 trasplantes.
Graduado de Cirugía General por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en 1978, se inició con el entrenamiento de trasplante de riñón y páncreas para 1984 en Cuba.
Aquí en República Dominicana, recuerda, “empezamos a trasplantar en 1992, en Santiago, con muchas dificultades porque el país no tenía todavía un organismo que pudiera permitir que el trasplante se desarrollara con todas las necesidades básicas”.
Las pruebas de histocompatibilidad debían enviarse a Cuba o a Puerto Rico.
“Y por supuesto, esto no era como ahora, que la gente tiene las pruebas en unas horas. Los viajes eran semanales, había que coordinar que esas muestras de sangre fueran debidamente en una nevera especializada; eran como 8 tubos de sangre que se le sacaba al paciente. Íbamos de un sitio a otro. Cuba lo hacía gratis, en Puerto Rico había que pagarlo”, explica.
Continuó la formación en España a principios de los 90, en la época en que este país europeo comenzó a llamar la atención del mundo por liderar la donación y trasplante de órganos y el nefrólogo español Rafael Matesanz se perfilaba como una autoridad mundial en el área.
Muchos médicos dominicanos se formarían más tarde en España gracias a las gestiones de Matesanz.
El proyecto Siembra I, los esfuerzos de los países iberoamericanos por crear un instrumento normativo que facilitara aunar criterios en intereses comunes, forjaron el nacimiento de esa cultura que hoy salva vidas.
“No nos habíamos percatado de la importancia que tenía todo lo que era la promoción, la difusión, la detección, el tratar de generar una cultura de donación y trasplante, cosa que España ya había empezado a lograr desde esa época”, explica Morales Billini a Listín Diario.
Fruto de este trabajo, en 1998 se promulgó la Ley 329-98 de Donación y Legado de Órganos y Tejidos para Trasplante que creó a su vez el Consejo Nacional de Trasplante (CNT) y el Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort).
¿Su importancia inmediata? “En República Dominicana los pacientes que tenían enfermedades de alto costo y complejidad estaban abandonados a su suerte. Era prácticamente imposible, si tenías un cáncer o la necesidad de hacerte una cirugía de alta complejidad, que el Estado respondiera por ti”.
Morales Billini fue escogido director del Incort en 2001, aunque sin sueldo, pues el primer presupuesto de la institución fue pautado en 2008.
Hasta ese año, el Instituto Nacional de Diálisis y trasplantes de órganos (Intros), fundado por Morales Billini en 1996, asumió el rol del Incort y manejó toda la ayuda brindada por la Cooperación Española para la formación de los profesionales y el apoyo de otras instituciones como la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Poco a poco el interés creció entre los especialistas que, como dice Morales Billini, era necesario enrolar para hacer crecer la cultura de donación y trasplante, entre ellos cirujanos, emergenciólogos, médicos intensivistas, urólogos…
Cita muchos nombres de esos profesionales que se formaron y apostaron por la ciencia y la solidaridad humana.
“Llegó un momento en que se comprendió que la parte más importante del trasplantes no era solamente la parte clínica y la quirúrgica, sino era la de lograr donantes”, comenta Morales Billini.
Y agrega: “Buscábamos que los intensivistas fueran los que procuraran donantes porque recuerda: sin donantes no hay trasplantes. El trasplante descansa en la donación altruista y solidaria de una familia que en el peor momento de su vida, ante la muerte de un familiar tan cercano, tiene que decidir donar sus órganos”.
Trabajó en todos los hospitales públicos del país en los que se podían hacer trasplantes, “tratando de demostrar que éramos capaces de hacer esta modalidad de tratamiento para salvar vidas”.“Es necesario mejorar las unidades de terapia intensiva, mejorar los servicios quirúrgicos y hospitalarios y nombrar los recursos humanos que necesitan estar localizados en los centros hospitalarios, que puedan generar donantes y realizar trasplantes…”.
“Crear una cultura no es algo de pocos años. Es una cuestión de trabajo sostenido. Pero invitamos a todo el mundo a hacer una reflexión: sitúate tú, quizá en el momento en que estás necesitando un órgano o un familiar tuyo necesitándolo, ¿qué harías? ¿Aceptarías que alguien que falleciera te donara?”, pregunta el presidente fundador de la Sociedad Dominicana de Donación y Trasplante (Sododyt).
UNA INSTITUCIÓN TODAVÍA FRÁGIL
“El Incort, conjuntamente con el Intros, ha mandado más de 160 especialistas a entrenar fuera del país. Y se sigue haciendo. Eso quiere decir que hemos mandado a entrenar más gente que todo el Ministerio de Salud Pública en los últimos 30 años”, sostiene Morales Billini.
Muchos de estos médicos se formaron en Urología, Cirugía Cardiovascular, Patología, Infectología…
Y muchos de estos profesionales, indica, se sintieron estimulados a trabajar en un principio, no tuvieron la oportunidad de integrarse y abandonaron.
“Pero hay otros que se enamoraron del proceso y han trabajado codo a codo con nosotros. Y a esos que hemos visto con más condiciones, hemos hecho más hincapié en su formación para que sean los que den continuidad a esta obra. Hemos hecho una propuesta al Ministerio (de Salud Pública) para que lleven de terna a una de las personas que nosotros proponemos”.
El Consejo Nacional de Trasplante (CNT) es el que el elige al director del Incort.
Morales Billini espera que esa continuidad signifique que no haya fracturas muy profundas dentro de una institución que todavía tiene mucha fragilidad, “porque a nivel político, ningún Gobierno ha entendido realmente, todavía, el gran papel que puede hacer el Incort”.
Según Morales Billini, hay un dato que “se sabe poco y no se propagandiza”.
“De enfermedad orgánica terminal en el país anualmente mueren cerca de tres mil dominicanos. Si sumas eso a dos años y medio que duró la pandemia que mató a siete mil dominicanos, la donación y el trasplante mató más que la pandemia, pero estos son pacientes recuperables, son personas que tienen la enfermedad de un órgano, si les cambias ese órgano serán personas normales”.
Autor de siete libros sobre salud, Morales asegura que en estos momentos hay más de cinco mil pacientes en diálisis o diálisis peritoneal.
“Y en estos momentos, más de 200 dominicanos entran a formar parte de lo que es la enfermedad renal terminal todos los años, por una pandemia sostenida que tenemos que se llama hipertensión y diabetes. Eso afecta hígado, corazón, pulmón, todo. Hígado tenemos casi 800 todos los años. Ahora, el trasplante renal tiene la capacidad de tener un tratamiento sustitutivo que te aguante, que es la diálisis y la diálisis peritoneal, pero los hepáticos y los cardiacos no tienen. O se trasplantan, o se mueren. Y esa es la realidad”.
RETOS Y AVANCES
Para el año 2007, sigue Morales, comenzaron a proponer que la Seguridad Social aumentara la cobertura de trasplantes.
En 2021, mediante la resolución 533-21, el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS) dispuso la aprobación integral de la cobertura del trasplante renal con un límite de 3,500,00 pesos.
Esta cifra, dice Morales Billini, cubre los servicios del donante, la preparación del paciente para el trasplante y el seguimiento.
El médico cirujano informa que el Incort trabaja también en una resolución para “preparar todo lo concerniente a trasplante hepático, cardíaco, de médula ósea y de páncreas; estamos trabajando en toda la papelería necesaria para que eso se adjudique también”.
“Todo eso costó mucho tiempo y se logró. Ha sido un paso trascendental”.
MÁS APOYO ESTATAL
El presupuesto del incort es de apenas 60 millones de pesos.
“Hay que estimular a que el Estado entienda que se necesita un presupuesto adecuado para hacer las funciones necesarias para el desarrollo de la cultura nacional de donación y trasplante. Que ese presupuesto, que puede significar un gasto mayor en estos momentos al Estado, va a ser remunerado porque es mucho menos costoso que los tratamientos sustitutivos o el mantenimiento de un paciente enfermo hasta que muere. Además, le da la oportunidad a la familia dominicana de tener esperanza y da calidad de vida, porque el trasplantado es una persona normal”.
COMPRENSIÓN Y DEFENDER AL DONANTE
Morales entiende que el dominicano en general se muestra renuente al tema de la donación de órganos porque no la ha comprendido todavía.
“Necesitamos mejores unidades de terapias intensivas… Una de las causas fundamentales de la negativa familiar es la rabia y la impotencia de las familias al sentir que las unidades de terapia intensivas de nuestros hospitales no están lo suficientemente equipadas y eso trae como consecuencia una negativa asertiva. No nos damos cuenta de que lo que tenemos que imprimir es que el acto más bello que tienes en tu vida es que te mueras y puedas con tu muerte ser positivo; que yo me morí y mis órganos pueden darle la vida a otra gente, a seis personas; es como una paternidad después de la muerte sobre personas a las que les vas a salvar la vida y que te van a tener agradecimiento eterno. Pero además de todo eso, está la solidaridad humana”.
Morales admite que la donación es dificilísima, pues de 100 pacientes que mueren en un hospital, apenas dos o cuatro pueden ser donantes de órganos.
“Si logramos mejorar vamos a tener muchos más donantes y te voy a dar una buena noticia –sonríe-. En los dos primeros meses del año, hasta febrero, nosotros tenemos la misma cantidad de donantes que tuvimos el año pasado entero: ocho. Es decir, el año pasado, nueve personas fallecieron, se les pidieron los órganos a sus familiares y fueron donantes. Ya este año, en los primeros dos meses tenemos ocho donantes, ocho personas que fallecieron y donaron sus órganos. Si seguimos así, vamos a romper nuestro récord de donantes, que son 23”.
El Incort tiene registradas unas tres mil personas que han expresado en vida su deseo de donar sus órganos.
”El año pasado se hicieron más trasplantes de donantes vivos que cadavéricos. Fueron 30% y pico de cadavéricos y el resto de vivos. Ahora tenemos 60% de cadavéricos y 40% de vivos, lo que significa que ha habido más susceptibilidad a estas resoluciones del Consejo de la Seguridad Social. Es un gran logro y eso se está entendiendo”.
Explica que todavía los hospitales públicos no están preparados para cobrar al sistema adecuadamente.
“Estamos tratando de convencer a las ARS de que no haya negativa de este tipo de cosas, porque una negativa de dos horas, o el pleito de dos horas de un donante cadavérico, te puede tumbar ese donante y garantizar la muerte de cinco pacientes. Porque el paciente nada más a va tener un chance (puede haber una excepción) y muchos no van a tenerlo. Por eso es que hay que defender a capa y espada a los donantes, y que toda la estructura hospitalaria vea la importancia de lo que es ser donante”.