Tormenta Melissa expone la vulnerabilidad de los sectores más necesitados: Gobierno promete que no se perderá ni una sola vida humana

La tormenta Melissa pone a prueba el compromiso del Estado con los más vulnerables: cada vida cuenta, cada barrio importa
Por: Alan Vargas, Santo Domingo, 22 de octubre de 2025
Mientras la tormenta tropical Melissa impacta diversas regiones del país, los sectores de mayor necesidad vuelven a quedar en el centro de la preocupación nacional. Calles sin drenaje, viviendas precarias y servicios limitados convierten a miles de familias en las más expuestas ante los efectos del fenómeno atmosférico.
El presidente Luis Abinader ha reiterado que “no se debe perder ni una sola vida humana” durante el paso de Melissa, una declaración que pone en relieve la urgencia de proteger a las comunidades históricamente marginadas y garantizar una respuesta equitativa en todo el territorio.
Comunidades vulnerables: el rostro humano de la emergencia
Barrios como La Zurza, Los Guandules, Gualey, y zonas rurales de Monte Plata, Elías Piña y Barahona enfrentan riesgos agravados por la falta de infraestructura, acceso limitado a servicios de emergencia y condiciones de vivienda que no resisten los embates del viento y la lluvia.
Organizaciones comunitarias han alertado sobre la necesidad de reforzar los albergues, garantizar alimentos y medicamentos, y asegurar que los operativos de rescate lleguen a tiempo a las zonas más apartadas.
Coordinación institucional: ¿llega a todos?
Aunque el Sistema 911 ha activado su Plan de Contingencia y el COE mantiene vigilancia constante, líderes comunitarios insisten en que la respuesta debe ser territorialmente justa, priorizando los sectores donde una inundación puede significar la pérdida total de lo poco que se tiene.
El llamado presidencial a proteger cada vida debe traducirse en acciones concretas: evacuaciones oportunas, presencia institucional en los barrios más vulnerables, y un enfoque que no deje atrás a quienes históricamente han sido los más afectados.

En medio de la alerta nacional por la tormenta Melissa, los residentes de la cañada de Guajimía, en El Café de Herrera, enfrentan una doble vulnerabilidad: la amenaza directa de las lluvias y la precariedad estructural que los margina incluso en tiempos de calma. Las calles de difícil acceso, muchas de ellas intransitables para ambulancias o incluso motocicletas, convierten cualquier emergencia en una carrera contra el tiempo. Allí, donde el agua arrastra lo poco que se tiene, la vida cotidiana ya es una lucha permanente por sobrevivir.
A pesar de los llamados comunitarios y las promesas institucionales, la ayuda estructural sigue sin llegar. Las familias que viven a orillas de la cañada no solo necesitan evacuación durante fenómenos atmosféricos, sino soluciones duraderas: saneamiento, reubicación digna, y vías que permitan el acceso de servicios básicos. La tormenta Melissa no hizo más que desnudar una realidad que lleva años esperando respuesta. Si el compromiso presidencial es que no se pierda ni una sola vida humana, entonces Guajimía debe ser prioridad.
Mientras la tormenta Melissa continúa su paso por el país, la vulnerabilidad de los sectores más necesitados se convierte en una alerta que no puede ser ignorada. Las vidas que hoy dependen de un techo frágil, de una calle inaccesible o de una promesa incumplida, son las que deben estar en el centro de toda estrategia de respuesta. Porque si el compromiso es que no se pierda ni una sola vida humana, entonces la tormenta Melissa debe ser el punto de inflexión para que, por fin, los sectores más necesitados dejen de ser los más afectados.